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La zorra y el burro

Érase una vez, una zorra y un burro que paseaban juntos por el campo. Era un día soleado y la zorra y el burro se dirigieron hacia el monte, más allá del río que recorría el valle, y una vez allí se tumbaron a descansar. Pero entonces, unos enormes nubarrones cubrieron el cielo y una lluvia torrencial comenzó a caer. La zorra y el burro corrieron hacia el camino de vuelta a su hogar, pero se encontraron con que las aguas del río ya no eran tan calmadas y corrían fuertes y peligrosas.

La zorra fue la primera en cruzar, y ágilmente saltó de roca en roca hasta alcanzar la otra orilla. El burro intentó seguirla, pero carecía de la agilidad de su amiga y comenzó a ser arrastrado por la corriente, río abajo. La zorra echó a correr por la orilla siguiendo a su amigo.

«¡Agárrate a esa rama de pino que cuelga sobre el río! ¡Con ella podrás salir!», aconsejó la zorra. «¡No! ¡Es muy blanda y romperá!», replicó el burro. Y así, fue arrastrado más allá del pino, con su amiga siguiéndolo a toda prisa. «¡Nada hacia la izquierda! ¡Esas zarzas en la orilla te servirán para frenarte!», le gritó poco después. Pero el burro no quiso: «¡Ni de broma! ¡Los pinchos se me clavarán y me harán daño!».

Así, el burro fue descartando todas las opciones que su amiga le propuso. Cuando el río llegó por fin a su desembocadura en una catarata, intentó entonces buscar una salida rápida, pero ya era demasiado tarde y se precipitó a su final.


Moraleja: quien en mala situación rechaza hacer lo que debe, ante lo peor no podrá hacer lo que quiere.