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Kill Bill, Volumen 1

Por fin he ido a ver esta ansiada película. En realidad fui el sábado por la mañana, pero estaba tan impactado que no daba puesto mis pensamientos en orden para postear. Temía que este retraso me arruinase la primicia y todos los blogs se me adelantasen a contarlo, pero, inexplicablemente, de mis sindicados, sólo Pedro Jorge la ha visto y parece tan entusiasmado como yo.

Así pues, me dispongo a hacer un comentario sobre ella. No quiero andar pendiente de arruinarle la peli a alguien, por lo que para leerlo pulsad en la flecha de abajo. Aviso: no me cortaré un pelo, así que si no la visteis o no queréis comeros los destripes (spoilers) no entréis. Avisados quedáis.

REPITO: ¡No lo leas si no la has visto!

La peli me ha parecido una maravilla. Siempre me ha gustado la acción, pero la veía muy insustancial. Kill Bill, en cambio, combina ese savoir faire cinematográfico con una espectacular coreografía audiovisual. Y digo audiovisual porque la BS no sólo es magnífica, sino que está escogida a la perfección y es indisoluble de las imágenes.

Por ejemplo, la escena en la que O-Ren, Gogo, Sofie y algunos de los 88 Maníacos entran en el Templo de las Hojas Azules, con su aire altanero y los dueños mostrándose serviles hasta el ridículo, no sería lo mismo si no fuera acompañado de esa música de “personaje guay”, conformando un auténtico videoclip.

La sensación de poder que transmite me ha recordado al instante a Darth Vader y la Marcha Imperial. Quizá sea una referencia de las que pueblan la peli hasta aburrir, como ese duelo final en la nieve con música flamenca, que evoca los tiroteos del oeste.

O ese traje amarillo, sacado de una peli de Bruce Lee, y que tan bien luce Uma Thurman. Si no lo es ya, no creo que tarde en ser un icono social como las gafas de sol a lo Matrix. Eso si la peli no pasa desapercibida y permanece como de culto, lo cual sería una auténtica pena. Porque no en todas las películas se suceden tal variedad de escenografías, como la batalla contra los Maníacos, primero en blanco y negro y luego en un juego de sombras sobre fondo azul. Impagable la vuelta al color con el parpadeo de Mamba Negra.

Bien es cierto que lo del B&N se debe a querer rebajar la cuota de sangre, pero de todos modos esa nueva referencia a las pelis de antaño en las que se recurría a eso es otro nuevo toque magistral. Sin citar la originalidad de mostrar en anime el escabroso pasado infantil de O-Ren, durante el cual, por cierto, suceden las escenas en mi opinión más violentas y desgarradoras (el asesinato a sangre fría de la madre es impactante, y la prostitución voluntaria de la niña dudo que cualquier otro director llegase siquiera a planteárselo para su peli. Pasa como con el falto de escrúpulos Buck, ¿en qué otro sitio verías a alguien así?).

Lo que está claro es que quizá no todo el mundo aprecie esos detalles. Los azotes al Yakuza wannabee o los desmesurados chorros de sangre que salen de los miembros seccionados son frikadas que no convencen a todo el público. Los mismos que no entienden ese constante pitidito cuando se nombra a la prota. Simplemente son coñas, guiños, toques de genialidad. ¿Se nota que me encantan esas cosas?

He de reconocer que de Tarantino sólo he visto anteriormente Pulp Fiction un par de veces, aunque confío en hacer un maratón de cine este fin de semana encabezado por Reservoir Dogs. Jackie Brown ya vendrá luego. Lo que está claro es que su estilo se mantiene. Quita peso a sus brillantes diálogos en favor de algo más de acción, cierto, pero los que gocen de las frases para la posteridad como yo, tendrán material a mansalva (las mejores, las de Si los dioses se cruzan en tu camino, serán atravesados, y Los que sigáis con vida podéis iros, pero dejad aquí vuestros miembros cercenados, que ahora me pertenecen).

En definitiva, que es la leche. Si casi dan ganas de volver al cine, aunque ande caro. El volumen II se estrena el 16 de abril en el resto del mundo, pero ellos tuvieron el I hace ya seis meses (hubo problemas con la distribuidora), así que apuntan que para julio.

Va a ser una primavera muuy larga 😉.

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