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De vuelta de la NX

Bueno, pues ya pasó la party. La web cascó antes de empezar, siguiendo fielmente la ley de Murphy, y pasé de comerme el tarro. Como veis tampoco es que me diese tiempo a poner nada durante el evento.

Básicamente nos pasamos los cuatro días jugando y bajando cosas. Realmente “bajando” no, sino compartiendo, ya que en vez de usar el eMule o similares empleábamos el DirectConnect para compartir lo que teníamos cada uno. Había absolutamente de todo y la transferencia iba a más de 2 megabytes por segundo. Una delicia.

Sobre los juegos, nos apuntamos al torneo de Quake III Rocket Arena bajo el nombre de clan MTK. Venía de un nombre de risas que sugerí yo la noche anterior. Al principio, de coña, dije Cuac o Cuáqueros, y visto el rechazo (xD) me fijé en mi cubilete de South Park y propuse Matakennys. Para abreviar, MTK.

Pero somos tan nulos que nos apuntamos al torneo liando Quake III Arena con Quake III Rocket Arena. Claro, al tener otro juego, no podíamos unirnos a la partida, y luego al instalar el Rocket pues daba problemas y tardamos dos horas en arreglarlo, destrozando el horario de partidas y retrasando todo. Total, para perer 11-0 todos los encuentros. Si es que era un campeonato de pros, eso quedaba claro. Siempre había un corrillo de gente mirando a los expertos jugar.

También nos apuntamos (ya individualmente) al torneo de Age of Empires III. Yo perdí la primera partida contra Jose (Sito), pero en el reenganche gané la primera (o más bien la ganó Rubén, que me iba diciendo lo que tenía que hacer), y luego, ya solo, aguanté dignamente un tiempo contra otro, defendiendo mi islita con piqueros de la caballería enemiga. Estoy ligeramente orgulloso de ello, y de no morirme de sueño quizá hasta hubiese hecho una ofensiva (en el fondo quería perder para irme a dormir).

Ya no-oficialmente, Alberto y yo nos apuntamos a unas eliminatorias de Worms World Party. Pasé la primera ronda y perdí por completo imbécil la segunda, con perlas como pensar que tenía escogida la cuerda ninja y tener en realidad el bazoka, disparándome en los pies. Alberto tuvo más suerte y ganó la final, recibiendo ocho latas de Coca-Cola como premio. Su final tuvo el mejor movimiento que vi en mi vida, por parte del rival. En la segunda jugada lanzó una bomba banana que voló casi todo el escenario y mató a todo gusano excepto uno de Alberto. Ver eso fue apoteósico. Él tío perdió, pero habiendo hecho eso yo me hubiese quedado como dios.

Y poco más que contar, el finde comimos fiambre comprado en Carrefour, incluyendoun queso en lonchas que sabía fatal y que me sentó horrrrrrrrible, razón de que el lunes me fuese a Derecho a comprar bocatas decentes.

En definitiva, lo pasamos de puta madre y el año que viene se vuelve, sin duda.

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