El viernes pasado, mi hermano quería formatear el PC. Así que le conseguí un CD de Win2000, pero llegado el momento falló. Así que se me ocurrió una locura: instalarle Ubuntu con uno de esos CDs que te envían gratis a casa, y que tenía yo por allí. No sé si por curiosidad o porque la alternativa era Win98 Primera Edición, el caso es que aceptó.
La instalación fue rápida y sencilla. El programa no preguntó más que lo esencial, y detectó automáticamente casi todo. Me sorprendió que era muy bonito y minimalista. A mi hermano le encantó que trajese tantos juegos y estuvimos un rato probándolos.
Al final pasó lo que tenía que pasar, que me picó el gusanillo. Por la noche volví a abrir Fedora (que llevaba parasitando en mi disco duro desde que lo instalé, sin que le hubiese vuelto a mirar) y fuchiqué un poco. Pero, no sé, no me gustaba tanto. Al final metí el CD de Ubuntu y me dispuse a ello.
En mi caso, al ser un PC más nuevo, detectó casi todo el hardware. Realmente estoy siendo muy cruel, porque lo único que no muestra es el estado de la batería, por ser de tipo SmartBattery (aunque la próxima versión del kernel dicen que ya arregla el problema) y el Wireless, que no se enciende el LED, aunque rula igual. Pero el resto, de putísima madre.
El caso es que, como dice el título de esta entrada, me emocioné y empecé a mirar y configurar e instalar y desinstalar compulsivamente. Trae todo lo que hace falta, y si te echas de menos algo, sólo tienes que ir al Gestor de Paquetes Synaptic y allí estarán todos los programas, plugins, códecs y librerías que necesites disponibles para descargar. Si no está, o es algo muy específico, o probablemente no exista.
Lo mejor es usar la línea de comandos. Te hace sentir como un hacker. Además impresiona a las visitas. Cuando alguno del piso viene por aquí, abro la terminal y empiezo a teclear como un loco comandos absurdos para que salga mucho texto y flipen un poco. Además es muy cómoda para hacer cosas rápidamente, como instalar paquetes o crear varias carpetas.
El gran dilema me vino cuando quise ponerme a mirar aspectos de programación. Yo había oído que el mejor programa para diseño web era el Quanta, y no venía. Decepcionado descubrí el pastel: Ubuntu corre sobre Gnome, y Quanta es para KDE. Me planteé cambiarme a Kubuntu, pero para qué nos vamos a engañar: KDE es una horterada, parece diseñado por deskmoderos pasados de pastillas. Y no hay ni un sólo tema en kde-look que valga la pena. De todos modos, instalé las librerías de KDE para poder ejecutar Quanta sobre Gnome, aunque consumiese más recursos.
La verdad es que no sé a qué de tanto revuelo. No veo que Quanta sea mejor para nada que Bluefish o Screem (las alternativas en Gnome). De hecho al final desinstalé KDE y todo lo relacionado. Sólo echo de menos un completo entorno de desarrollo como KDevelop. Glade y Anjuta están bien, pero estarían mejor integrados.
Al final, entre tanto mirar y toquetear y cambiar y configurar, llevo una semana sin iniciar sesión en Windows. No lo echo de menos en absoluto. De hecho, estoy considerando coger las particiones NTFS y volverlas FAT32, para poder escribir en ellas también desde Ubuntu. Probablemente deje Windows para un par de juegos y cosas específicas. Sólo siento que Gimp no esté a la altura de Photoshop, tiene una interfaz horrible y usarla me duele tanto como pensar en hacerme un piercing.
En fin, que con Ubuntu he redescubierto Linux y me alegro de haberlo hecho. Os saluda el usuario #388317.
PD. Como todo buen hacker, ya le he puesto nombre a la máquina: Helios. No podía quitarme ese nombre de la cabeza. Al final he descubierto de dónde lo saqué. Es un nombre bonito.
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